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jueves, 26 de agosto de 2010

DRAGONES RUMANOS


Balaur es un dragón rumano similar al eslavo Zmey: de gran tamaño, con alas y numerosas cabezas (3, 7 ó 12, dependiendo de la leyenda). El balaur aparece en la mayoría de los cuentos de hadas rumanos, es un ser malvado –simboliza al Diablo– y debe ser vencido por el héroe Făt-Frumos para liberar a la princesa que tiene cautiva.

Zmeu es otro famoso dragón rumano, similar a las serpientes. También se asemeja a los dragones eslavos, porque puede volar y exhalar fuego. Es una criatura fantástica muy común en la mitología de esta región que presenta claros rasgos antropomórficos: tiene piernas, brazos, capacidad creativa, utiliza armas y se enamora de muchachas.

En algunas historias, Zmeu se hace visible en el cielo y escupe el fuego por las noches. En otras historias, tiene una mágica piedra preciosa en su cabeza que brilla como el sol. Suele secuestrar mujeres jóvenes con el objetivo de casarse con ellas, aunque siempre resulta derrotado por príncipes valerosos. La presencia de Zmeu en los cuentos tradicionales rumanos siempre deja una moraleja: simboliza las fuerzas destructivas de la avaricia y el egoísmo, que resultan finalmente son vencidas.

Zmeu se dedica a robar objetos de gran valor que sólo el príncipe Făt-Frumos –cuyo nombre significa, literalmente, juventud hermosa– puede recuperar. Por ejemplo, en la Balada del Caballero Greuceanu, Zmeu roba el sol y la luna del cielo, dejando a la Humanidad envuelta en sombras.

Por otra parte, en la historia de Prâslea y las manzanas de oro, este dragón roba unas preciosas manzanas de oro al rey. Se puede establecer un paralelismo entre estos cuentos folclóricos y el undécimo trabajo de Hércules, en el que éste debe recuperar las manzanas de oro de las Hespérides.